Un Canto de Libertad desde la Prisión

«A n’ammore sperduto», il nuovo brano di Canio Loguercio realizzato con le detenute del carcere di Pozzuoli
La idea le vino hace un año: crear una canción junto a mujeres, amigas músicas pero sobre todo con las reclusas de una prisión: «Imaginaba que, como yo, se hacían...

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La idea le vino hace un año: crear una canción junto a mujeres, amigas músicas pero sobre todo con las reclusas de una prisión: «Imaginaba que, como yo, se hacían compañía con las canciones», dice el cantautor de Lucania Canio Loguercio. «Y sentía la necesidad no de un canto técnico sino de un susurro interno e intenso, como le ocurre a quien no puede cantar a pleno pulmón y como trato de hacer yo en mis canciones que son mayormente susurradas».

Por eso escribió a los directivos de la prisión femenina de Pozzuoli, quienes aprobaron el proyecto: pasaría algunos días junto a las internas de la institución para crear «su canto libre». El resultado fue «A n’ammore sperduto», una canción en napolitano escrita junto a Giulia, Raffaella, Annabella, Simona, Katia, Annamaria, Amelia y también Charity, que es nigeriana pero se sintió cómoda con el dialecto de Nápoles, y luego Filomena D’Andrea Makardìa y Unaderosa, músicas muy conscientes de los temas sociales, como Eduarda Iscaro que, además de cantar, aportó el sonido de su acordeón, junto a la guitarra de Massimo Antonietti y la trompeta de Ciro Ricciardi, sonidos luego arreglados por el mismo Loguercio con Rocco Petruzzi que añadió sus teclados, luego mezclado y producido el tema; a la canción se le asoció un videoclip dirigido por Denis Gianniberti. La canción y el video se presentan el martes 16 de abril, a las 17.30 en la fundación Premio Nápoles.

El autor invitó a las autoridades de la prisión, al musicólogo y compositor Pasquale Scialò y a la actriz Cristina Donadio. ¿Qué es un amor perdido? «Un sentimiento que se ha extraviado y que quién sabe, puede ser encontrado» comenta el artista, quien dice haber citado varios temas del repertorio clásico napolitano, desde «Reginella» a «Marechiaro» - adjunto el texto íntegro de la pieza - para rendir homenaje a la ciudad a la que está muy unido y a una tradición inmortal. «Las canciones son compañeras de vida. Narran historias, dolores y esperanzas que parecen pertenecer a cada uno de nosotros. Este tema, dedicado a un amor disperso, nos lleva al fondo del mar o en vuelo, a un más allá donde un día ese amor quizás podamos encontrarlo. Es un canto que profundiza en los versos de canciones clásicas napolitanas y prefigura espacios de libertad íntimos que solo una pasión profunda puede devolvernos».

Loguercio explica por qué la elección de una canción escrita con personas detenidas: «Sentí una gran emoción al compartir esta visión sobre el amor y la distancia con algunas reclusas de la prisión de Pozzuoli. Ellas hicieron intenso y real un sentimiento que, sin ellas, nunca habría sabido describir con tal fuerza expresiva». Y sobre la invitación a amigas artistas: «También pedí a tres amigas, Eduarda Iscaro, Filomena D’Andrea Makardìa y Unaderosa, cantantes muy talentosas que manejan la tradición con energía y un fuerte sentido de la contemporaneidad, que se unieran a nosotros en este viaje casi onírico entre cielo y mar, vivido desde el interior de una prisión. Juntos intentamos imaginar ir más allá de ese espacio de reclusión donde grabamos la canción y luego filmamos el videoclip. Espero se pueda percibir la alegría de un trabajo hecho juntos con mucha alegría, pero también con alguna lágrima de conmoción».

Conclusión: «Gracias a todos los que participaron en la realización de “A n’ammore sperduto” y, en particular, al personal de la prisión femenina de Pozzuoli y a Adriana Intilla por seguirnos con generosa disponibilidad».

Lea el artículo completo en
Il Mattino