Una máquina que se detiene, dos hombres que corren alrededor de ella, uno de los dos que se derrumba y, el otro, fríamente, le apunta con la pistola a la cabeza y dispara para acabar con él: son las fases de una emboscada de la camorra ocurrida la noche del pasado 7 de febrero en Torre Annunziata, captadas por una cámara de vigilancia y que ahora han terminado en la red.
Las impactantes imágenes del mortal ataque, ocurrido en el céntrico Corso Umberto, fueron publicadas también por el diputado de la Alianza Verdes Izquierda Francesco Emilio Borrelli, a quien el video le fue señalado por algunas personas después de que comenzara a circular en la red y en los chats. Borrelli ha entregado el video a las fuerzas del orden. En el video, que dura 25 segundos, se ve a la víctima, el delincuente de 24 años Alfonso Fontana, de Castellammare di Stabia, intentando escapar de su verdugo, corriendo alrededor de un auto que acaba de llegar y que, por casualidad, se encontraba en el centro de la escena de un homicidio.
Ya herido en las piernas, Fontana intenta obstaculizar la carrera del asesino abriendo la puerta del vehículo, pero es alcanzado nuevamente: herido en el abdomen, el joven se derrumba, luego es rematado con un tiro de gracia en la cabeza. Entonces el asesino se va tranquilamente. También el automovilista arranca y huye. Hace un par de semanas, los carabineros arrestaron a un hombre, acusado del homicidio: se trata de Catello Marino, de 52 años, conocido como 'o puparolo, con múltiples antecedentes penales y considerado cercano al clan camorrista de los D'Alessandro. Sería él el asesino captado en el video.
Según los investigadores, Alfonso Fontana era una de las jóvenes promesas del crimen de Stabia y habría sido asesinado por una ofensa, quizás por un robo cometido precisamente en la casa de Catello Marino. «La realidad es, lamentablemente, esta. Estamos rodeados de despiadados asesinos que no dudan en disparar y matar en la calle, y lo hacen incluso de día, incluso entre la multitud», comentó el diputado Borrelli, recordando a las víctimas inocentes del crimen que «no son asesinadas por error: para esta gente son solo daños colaterales. El verdadero error es seguir tolerando a estos despiadados criminales».