«Hoy en mi visita a la prisión de Poggioreale me encontré con un prisionero de 92 años! En el mismo departamento hablé largo y tendido con un octogenario. Allí también hay otros siete presos de más de ochenta años. ¡Ninguno por una condena de asesinato! Todos confinados por razones de seguridad y no de civilidad jurídica. No solo está en juego la dignidad de los que son libres de manera diferente. Se trata de preservar su propia vida, dada su avanzada edad».
Es el llamado lanzado por el defensor de los prisioneros de Campania, Samuele Ciambriello después de que hoy en la prisión de Poggioreale, se encontró con algunos prisioneros del departamento de Venecia, donde se colocan los «delincuentes sexuales».
«Pero también sobre estas historias de vida carcelaria hay un inocente silencio de la política que vive una lógica de seguridad y no de dictado constitucional. Hago un llamamiento a las estructuras de acogida privadas en el ámbito socio-sanitario y a las comunidades residenciales, pidiendo su disponibilidad para acoger a estos prisioneros invisibles», dice Ciambriello.