Casi Amigos: Un Encuentro Transformador

Paolo Ruffini e Massimo Ghini
Paolo Ruffini e Massimo Ghini
jueves 14 marzo 2024, 16:36
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En el escenario del Teatro Eduardo De Filippo, dirigido artísticamente por Roberta Stravino y situado en la calle Giuseppe Verdi n. 25-37, desde hoy jueves 14 hasta el sábado 16 de marzo llegará el dúo Massimo Ghini y Paolo Ruffini con “Quasi amici”, con la adaptación y dirección de Alberto Ferrari y en escena Claudia Campolongo, Francesca Giovannetti, Leonardo Ghini, Giammarco Trulli, Giulia Sessich, Diego Sebastian Misasi. Las escenas son de Roberto Crea, los trajes de Stefano Giovani, el diseño de luces de Pietro Sperduti, el asistente de dirección es Cristiano Malacrino, el video es de Robin studio y las fotos de Claudio Porcarelli. La producción ejecutiva es de Michele Gentile y la producción de Enfiteatro. “Quasi Amici”, basada en la película de Eric Toledano y Olivier Nakache, cuenta la historia de dos hombres completamente diferentes entre sí. Un hombre muy acomodado, inteligente, encantador, que vive de y con la cultura, que se mueve y conquista y satisface su ego narcisista con el cerebro más que con el cuerpo. Un hombre a quien el destino ha querido, por contrapartida, relegar a solo cerebro, haciéndolo caer con el parapente y fracturándole la cuarta vértebra cervical y recuperando el cuerpo. Y otro hombre que entra y sale de la cárcel, desde joven, ágil, con su propia inteligencia vivaz y una cultura hecha en la calle y en películas de serie b, que ha visto. Un hombre que prefiere poner su cuerpo por delante de todo y dejar el cerebro tranquilo en la retaguardia. Estos dos hombres se encuentran por casualidad y se volverán uno para el otro inseparables, uno indispensable para la vida del otro y alivio para la herida fatal que cada uno tiene dentro de sí. Además, poseen un don que cada uno puede dar al otro: la ligereza. Es la ausencia de ligereza, más que la enfermedad, lo que mantiene anclado en la silla a Philippe, su pesadez de la vida, de su percepción del mundo, que lo clava a decisiones equivocadas con su hija adoptiva, con sus colaboradores, pero sobre todo consigo mismo. Nunca se perdona. El ‘otro hombre’ ha hecho de su ligereza un modo de no ocuparse de nada, de esquivar todo problema, toda profundidad, todo malestar. Una ligereza frívola, gaseosa, que lo lleva a resolver todo con el cuerpo, físicamente y caso curioso, pesadamente. Una ligereza que tiene la pesadez de un dirigible sin hidrógeno. Una ligereza sin control. “Para la dirección – como explica Ferrari - me imaginé un gran espacio abierto, un gran panorama iluminado como un día de verano, una noche otoñal, una tarde lluviosa. Y un plano inclinado que se desvanece hacia el proscenio y que encierra en su interior todos los lugares de la historia, que se abren y se convierten a veces en estudio, dormitorio, salón, a veces restaurante etcétera. Pero luego cerrándose dentro del practicable nos devuelven solo una llanura inclinada en la que deslizar suavemente la silla de ruedas o empujarla laboriosamente cuesta arriba. Un no lugar externo - insiste aún el director - que podría ser una playa con el mar enfrente, la platea, o un prado donde vuelan los parapentes y donde en el final, por realismo mágico, siguiendo una cometa que Driss hace volar en el viento de una tarde, Philippe finalmente adquiere su ligereza y se desprende de su silla de ruedas y vuela como si estuviera en el parapente dejando finalmente esa silla que lo aplastaba hacia la gravedad más pesada del mundo. Philippe ha perdido la gravedad. Ha aprendido la ligereza y Driss, la ligera profundidad que no lo hace volar y mantiene a Philippe anclado a sí, como un referente importante. Su amistad, un centrar, para vivir y ser hombres un poco más conscientes de la maravilla y poder reír, finalmente a carcajadas.
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