La juventud, la universidad, el estudio, la amistad, los primeros amores, la formación personal y el crecimiento. Los primeros problemas como adultos, las victorias y las derrotas. Todo esto y mucho más en la novela «Cinco días en treinta años» de Francesco Fiorentino, escritor, crítico literario y profesor universitario, publicado por Marsilio. Un trabajo que narra la vida de ocho jóvenes (Roberta, Emilia, Lea, Elvira, Ada, Carla, Arturo y Guido) que cruzan sus existencias en los tiempos de la universidad, a principios de los años ‘70. Algunos provenientes de familias acomodadas, otros del proletariado, comparten su camino de crecimiento humano y profesional, y encuentran a un adulto, el profesor Onofri, que será fundamental para su maduración.
Los personajes, en los primeros dos paneles que dan inicio al relato, muestran toda su genuinidad, hecha de despreocupación y de problemas juveniles clásicos. Tienen alrededor de 20 años y son un grupo de estudiantes brillantes. Listos para luchar pero también para formar relaciones muy intensas. Arturo y Guido, muy diferentes pero profundamente unidos entre sí, se cuestionan sobre el sentido de la vida y el destino. De la pluma de Fiorentino parecen ser casi personas mediocres, egoístas e incapaces de encontrar su propio camino. Roberta, Emilia, Lea, Elvira, Ada y Carla, en cambio, alternan momentos de profunda amistad y rivalidad.
Comparten mucho, desde las pasiones, hasta las asambleas, los seminarios. Estudian, discuten, viven. Son diferentes de sus colegas masculinos y el autor resalta su carácter fuerte y el deseo de hacer camino. Su generación, de hecho, será aquella donde las mujeres, por primera vez, dejarán el ala protectora familiar para volverse autónomas, afirmadas profesionalmente asumiendo roles sociales importantes pero sin abandonar el deseo de buscar la felicidad. Si los protagonistas masculinos pueden parecer un poco apagados, lo mismo no se puede decir de las chicas a las que Fiorentino ha reservado un papel muy diferente.