El 2023 había comenzado hacía pocos días cuando una compra inesperada se transformó en un fenómeno mediático. Un hombre compró en la web una escena campestre para añadir al belén. En el “paquete”, sin embargo, llegó un cargamento de 10 kilos de hierba. No la que sirve para embellecer las rocas de Belén sino marihuana lista para ser dosificada y vendida. Al asombro por el error evidente, se sumó una pregunta más que legítima: «¿Quién habrá recibido los dos pastores en vez del cargamento de droga?».
Y para continuar con la tradición de las compras en línea que terminan mal, nos trasladamos a Pompeya. A media mañana, un hombre de 43 años tocó el timbre de la estación de carabineros. Es un profesional, sin antecedentes, con el rostro pálido. Entre sus manos, una caja empaquetada. Algunos días antes - contó a los militares - había comprado en un portal en línea un box de 50 figuritas de futbolistas. Cuando se encontró abriendo el paquete no solo encontró los rostros de los campeones del fútbol.
Con ellos también dos bolsas de celofán selladas conteniendo polvo blanco. Esa cosa tenía un aire sospechoso. Así que se lanzó en coche hasta los carabineros, con la esperanza de no ser detenido por alguna patrulla durante el trayecto. Sabía en su corazón que la excusa de la compra en línea no habría sostenido y seguramente terminaría en problemas. Bueno, los militares tomaron posesión del paquete y analizaron la sustancia en su interior con un narcotest.
Podría haber sido bicarbonato o harina pero era heroína. Pura. 180 gramos de estupefaciente, un cargamento valorado en varias miles de euros. La droga fue confiscada pero continúan las investigaciones para rastrear al “comerciante” descuidado. Y sobre todo a ese traficante que tendrá que esperar para reanudar la venta.