Crisis en el comercio tradicional del Vomero: cierres y desafíos económicos

Negozio Antonio Spatarella in via Solimena, Vomero
Negozio Antonio Spatarella in via Solimena, Vomero
viernes 8 marzo 2024, 12:02
4 Minutos de lectura
«Es una verdadera hecatombe: no hay semana en que, en el barrio colinar de la capital napolitana, el Vomero, zona comercial por antonomasia, no se registre el cierre de alguna tienda, incluso en estos primeros meses de 2024 - afirma apesadumbrado Gennaro Capodanno, presidente del Comité de valores colinares, ya presidente de la Circunscripción Vomero -. La crisis económica, junto a la elevación de los costos de gestión, principalmente en lo que respecta a los cánones de arrendamiento, que en algunas calles ha alcanzado valores exorbitantes, ha puesto de rodillas al comercio terciario tradicional que ha representado, por más de un siglo, la principal actividad productiva del barrio colinar, con alrededor de dos mil establecimientos comerciales, algunos de ellos de gran distribución, presentes en un territorio de apenas dos kilómetros cuadrados. Para agravar todo han contribuido ciertamente los eventos recientes, con deslizamientos y socavones que han llevado al cierre de algunas calles, con consecuentes repercusiones en la viabilidad, y al paro, ocurrido hace más de un año y medio, de la funicular de Chiaia, que transportaba diariamente 15 mil pasajeros». «Desafortunadamente - continúa Capodanno - en estos días ha anunciado el cierre, lo que ocurrirá el próximo fin de semana, también la empresa Antonio Spatarella, cuyos locales están ubicados en el número 82 de la calle Francesco Solimena, justo enfrente del edificio que desde hace un mes ha sido parcialmente desalojado, a raíz de las fisuras que se han manifestado en el edificio, mientras, al mismo tiempo, el tramo de calle frente a él ha sido acordonado con prohibición de tránsito vehicular». «La prestigiosa tienda en cuestión - recuerda Capodanno - nace en 1971, entonces hace 53 años, convirtiéndose con el tiempo en un punto de referencia seguro y fiable para todos aquellos que necesitan comprar maletas, bolsos, ropa de mujer, zapatos y, más en general, artículos de cuero; no solo para los vomereses sino para muchas personas que llegan de todos los barrios de Nápoles pero también de los municipios de la provincia. El propietario Antonio Spatarella, hijo de artesano, ya que su padre Ciro, abrió una tienda de artículos de cuero en Nápoles en el lejano 1925, es ciertamente uno de los comerciantes más conocidos y estimados del barrio colinar. Presente todos los días en la tienda, con sus colaboradores, siempre se ha distinguido por la amabilidad y el trato con el que recibe a la amplia clientela en la tienda, donde también estaba siempre presente su esposa Margherita, cuya gentileza, elegancia y profesionalismo han dejado una huella indeleble ». «Conociendo a Antonio Spatarella desde hace muchos lustros - puntualiza Capodanno - le pregunté el porqué de esta decisión repentina e inesperada, que personalmente, y no creo ser el único, me ha amargado mucho, además caída, como un rayo del cielo, en un período extremadamente difícil, agravado por los conocidos eventos, del comercio terciario, específicamente en el Vomero. Me respondió, con la elegancia y serenidad que siempre lo han distinguido, que a los 84 años se siente cansado, que el ritmo de vida que ha llevado hasta ahora, aunque lleno de satisfacciones, se ha vuelto demasiado difícil de sostener y que por esto ha decidido, como se suele decir, de dejar de remar. No sé si esta es, o mejor dicho solo esta, la razón de una renuncia ciertamente difícil y sufrida para quien durante más de 50 años ha llevado a cabo una actividad de la cual de repente decide prescindir pero no insistí más en la solicitud, aceptando su única motivación». «Lo que es cierto - subraya Capodanno - es que muchos extrañaremos a este comerciante de otros tiempos, de cuando la clientela era recibida en los locales comerciales, con cortesía y calidez, personalmente por el propietario, casi como si se tratara de personas de familia. La única consolación, además del hecho de poder continuar disfrutando de la compañía de este gran amigo, es que la empresa no desaparece del todo, ya que el hijo de Antonio continúa, de manera ejemplar y con el mismo estilo, la actividad familiar, siempre en el Vomero, en el establecimiento ubicado en el número 45 de la calle Michele Kerbaker, donde seguirá luciendo el mismo letrero de la tienda de la calle Solimena, para la cual, lamentablemente, desde el próximo domingo, 10 de marzo, se bajarán definitivamente las persianas, después de más de medio siglo de vida».
© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Este artículo se traduce automáticamente