Sonreír no siempre es fácil. Lo saben bien las personas afectadas por enfermedades que debilitan el cuerpo y la mente. Y para arrancar una sonrisa a las mujeres que esperan su turno para la quimioterapia, esta mañana, en el día, elegido no por casualidad, de San Valentín, en el segundo piso del Instituto de Cáncer de Nápoles, se ha montado una sala de maquillaje, donde las esteticistas Ida Marseglia y Claudia Cannella han maquillado, gratuitamente, a una docena de pacientes, les han ofrecido Baci Perugina, les han regalado globos en forma de corazón, pañuelos y bandas para cubrir los pic, les han dado consejos sobre cómo cuidar la piel durante la quimio o cómo redibujar las cejas caídas por culpa de los medicamentos.
La iniciativa ha tenido un gran éxito: 'Hay una experiencia de la propia feminidad y corporalidad que hay que recuperar, este es un servicio que ayuda a las mujeres. Las pacientes están reaccionando con un entusiasmo estrepitoso. Hay quien ha decidido maquillarse y quien ha aceptado sólo los consejos sobre qué cremas son más adecuadas para cubrir las manchas y las arrugas, cómo ocultar el envejecimiento prematuro de la piel provocado por los medicamentos', dice Carmen Pacilio, senóloga del equipo de Michelino De Laurentiis y promotora del proyecto, un proyecto que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los pacientes y que ha sido posible gracias a Anna Napolitano, paciente a su vez de Pacilio, siempre comprometida en el voluntariado.
'Lancé la idea hace meses a mi doctora que la acogió de inmediato. La idea tiene en cuenta la sensibilidad y el deseo de las pacientes, a menudo probadas desde el punto de vista físico y psicológico, de sentirse todavía mujer y, por lo tanto, de devolver un aspecto tranquilizador a pesar de la enfermedad'. Las esteticistas también estuvieron acompañadas por la kinesióloga, Loredana Loperco, que enseñó técnicas de relajación y respiración.
La tarea del equipo esta mañana ha ido más allá del maquillaje, hasta revelar pequeños trucos sobre cómo arreglar los pañuelos, las pelucas y los turbantes cuando el cabello se cae y las cejas se adelgazan bajo el efecto de los medicamentos. 'El efecto camuflaje - dicen las dos esteticistas - sirve para atenuar las ojeras, para mitigar la opacidad de la piel que ha perdido luminosidad'. Para los oncólogos del Instituto, el maquillaje también tiene valor para ocultar su propio estado de ánimo, el miedo a no sentirse más mujer.
Objetivo alcanzado cuando una de las pacientes maquilladas, dijo sonriendo: 'Así maquillada no puedo retirarme a casa, tengo que arrastrar a mi marido a llevarme fuera'.
La próxima cita con el maquillaje antes de la quimio está fijada para el 8 de marzo.