El arrepentimiento de Sandokan: una nueva esperanza contra la Camorra

«La noticia del arrepentimiento de Schiavone para mí ha sido abrumadora. Hace años lo invité a arrepentirse diciéndole que su poder ya estaba en crisis». Así comenta Roberto Saviano, la noticia del arrepentimiento de Francesco Schiavone, él gran conocedor del mundo empresarial y criminal de la Camorra, que ha narrado primero que todo en la famosa novela “Gomorra”. «Sandokan es el jefe del clan de los Casalesi, que han sido gobernados por más de una década por una diarquía, con Schiavone y Bidognetti - explica el escritor napolitano -. Su arrepentimiento, si es real, podría marcar la diferencia. Él conoce medio siglo de historia del poder camorrista. Su clan ha sido uno de los pocos en tener directamente un propio representante en el gobierno, el subsecretario de Economía Cosentino, que está cumpliendo condena por esto». «Hay que entender si realmente quiere colaborar, porque hasta ahora lo que han dicho la esposa y los hijos no parece haber hecho la diferencia - subraya -. El gran miedo es que haya encontrado un momento de equilibrio, sabiendo bien que no hay un verdadero contraste por parte del estado contra las organizaciones criminales. Me refiero a contraste económico, empresarial, porque Schiavone ha marcado la diferencia en la historia del crimen organizado como empresario y asesino. No solo cuello blanco, ha sido capaz de matar e invertir. Estas son las características que hacen al individuo un líder». «¿Realmente colaborará? - se pregunta aún el escritor -. ¿Hará como Antonio Iovine que, por lo que ha surgido hasta ahora, ha contado cosas que ya sabíamos, o revelará nuevas posibilidades de conocimiento? ¿Nos ayudará a encontrar el dinero, dónde se esconde, en qué paraísos offshore? ¿Revelará las relaciones con la empresa y la política?». «Sandokan no es antiestado, nunca cometer este error. Sandokan es una parte del estado. La Camorra es una parte del estado. Existe una parte del estado aliada a ellos y una parte que los contrarresta. Luego está la más amplia y variada, la que es equidistante». «En 26 años de cárcel dura el silencio le ha garantizado seguir siendo rey - concluye Saviano -. Ahora ciertamente no es más el jefe, incluso si debería contar poco no será más jefe, pero puede haber elegido hablar para evitar la cadena perpetua obstaculizadora que bloquea la posibilidad de salir de prisión incluso si ha cumplido 30 años. Después de 26 años de cárcel, o se arrepiente o muere en prisión. Había decidido morir en prisión, pero algo le hizo cambiar de idea. La posibilidad de salvar a la familia o un estado muy frágil al que bastará decir alguna tontería para poder recuperar la vida libre? Solo el tiempo y la atención sobre estas dinámicas nos harán entender»