«Tan pronto como se haga público el parecer definitivo de la autoridad competente, las operaciones relacionadas con el traslado del cuerpo de Vida Shahvalad, ya de por sí inicialmente iniciadas en coordinación con las agencias funerarias competentes y los familiares, se concluirán con el fin de permitir en el menor tiempo posible el retorno de los restos a Irán».
Lo escribe en X la embajada iraní en Roma informando que «los trámites necesarios para el traslado del cuerpo de la joven son seguidos con atención y rapidez por parte de la Embajada y las autoridades en Italia».
«Renovamos los sentimientos de pesar por la muerte repentina de Vida Shahvalad, estudiante iraní residente en Italia, y de profundo pésame a su familia, a sus amigos y a la comunidad de estudiantes residentes en Italia», escribe nuevamente la embajada.
El alcalde de Nápoles, Gaetano Manfredi, ha hecho saber que, «si la familia lo desea, nosotros ofrecemos la máxima disponibilidad para acoger el cuerpo y darle un digno sepelio a Vida en nuestra ciudad porque la consideramos una ciudadana napolitana».
Parece haber llegado a un punto de inflexión la cuestión del repatriación de Vida Shahvalad, la chica de 21 años muerta junto a su novio Vincenzo, en el barrio de Secondigliano en Nápoles por las exhalaciones de monóxido de carbono mientras estaban en un auto en el garaje.
Una circunstancia que habría desencadenado una polémica en Irán, al punto que la familia de la chica se habría visto negada el repatrio del cuerpo, siendo Vida etiquetada como «pecadora».
Una situación «inaceptable», según algunos parlamentarios, que han pedido la intervención de la Farnesina.
«Algunos periodistas iraníes en lugar de informarse bien sobre los hechos pensaron bien en resaltar, con mucha malicia, el hecho de que los dos estaban aislados en el garaje. Por otro lado, fui yo quien encontró a los dos jóvenes y estaban vestidos. Se trató solo de una terrible tragedia, basta con los ataques denigratorios», dijo hoy el padre de Vincenzo desahogándose con el diputado de Alianza Verdes-Izquierda, Francesco Emilio Borrelli. «Vida era una hija para mí, una chica maravillosa y su memoria no merece ser denigrada y manchada» continúa el hombre.
«Vida fue descrita por lo que no era, es decir, una “poco de bueno”. Esto ha manchado su memoria y creado problemas notables a la familia», dijo Borrelli, subrayando que los dos jóvenes «se amaban. La chica iraní estudiaba en Italia, en Caserta, y vivía en Nápoles, era estimada y apreciada. La República islámica y la policía moral de Teherán tienen otra idea del rol de la mujer en la sociedad».