Homenaje a Pier Paolo Pasolini: 'Amado mio' en el Teatro Instable de Nápoles

Rosalba Di Girolamo
Rosalba Di Girolamo
sábado 24 febrero 2024, 15:00 - Última actualización : 15:05
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Baba Yaga Teatro presenta a Rosalba Di Girolamo en «Amado mío», un homenaje a Pier Paolo Pasolini, el sábado 9 de marzo a las 20.00, en el Teatro Instable de Nápoles.

¿Quién es Pier Paolo Pasolini? Un intelectual, un poeta, un director, un guionista, un profeta. Pasolini es todo esto, sí. Pero es, ante todo, un hombre, más bien un chico, como él mismo le gustaba definirse. «Sean jóvenes»: este es el mensaje que aún resuena en el corazón de aquellos que lo escuchan.

«Amado mío» -dice Di Girolamo- es el título de una colección de escritos juveniles publicados póstumamente por su primo Nico Naldini, el de la canción que tanto amaba cantada por Rita Hayworth, y es mi declaración de amor por Pasolini. Tuve el privilegio de haber “tenido que” leer muchos de sus escritos para construir una narrativa que lo contara, y por lo tanto de haberlo tenido a mi lado durante meses. Son sus cartas y sus diarios secretos los que más me han tocado el corazón. Ahí es donde Pasolini se erige en su totalidad, conmovedor, apasionado y lleno de dudas; lejos de los focos y del público, cuando habla consigo mismo o con quienes más ama, cuenta con sencillez la carga y el honor del compromiso intelectual y político que no hace concesiones, lo que implica querer ser libres e íntegros, dejando emerger la voluntad de negociar abiertamente con sus complejas contradicciones. Pasolini era marxista y estaba fascinado por la figura de Cristo, comunista y amaba a Ezra Pound, progresista y contrario al aborto... en Amado mío, quise contar ese punto de equilibrio que hace coherentes sus preciosas contradicciones, y para contarlas, sentí que debía dar un paso atrás y hacer que las palabras del Poeta fueran las únicas protagonistas: Pasolini creo que puede ser homenajeado e incorporado solo haciendo resonar la profunda desnudez de sus palabras, que quise sumergir en la música que él tanto amaba, y contadas a través de dos atriles, uno de los cuales está simbólicamente ocupado solo por una flor.

La escena se abre con la séptima sinfonía de Beethoven y una carta en la que Pasolini, joven universitario, revela a su amigo de la infancia la gran pasión que tiene por la música, para introducir un relato de vida que entre cartas y confesiones, líricas amorosas y dolorosas invectivas, retrata un Pasolini inédito desde los primeros años 40 hasta el fatídico 1975.

Toda la narración está inmersa en la música, la de Bach en primer lugar, banda sonora de su vida, que cuenta momentos destacados de discontinuidad. Desde la vida universitaria, hasta la dolorosa aceptación de su sexualidad, desde la guerra hasta la militancia antifascista, desde la relación conflictiva con su padre y la profunda con su madre, desde los hombres hasta las mujeres de su vida, desde las dificultades económicas hasta el éxito: «Amado mío» dibuja un Pasolini poco conocido, ligero y apasionado, para transformarse en un himno a la vida, «un grito de alegría, orgiástico-infantil, destinado a durar más allá de cualquier posible final».

Hace tiempo vi un documental en el que el entrevistador preguntaba a jóvenes si conocían a Pasolini, y me desorientó comprobar que casi ninguno sabía quién era.

Cuando logremos hacer que el estudio de sus escritos sea parte del currículo y reflexionar sobre la urgencia de ciertas reflexiones, habremos dado un gran paso adelante en la formación de nuestros jóvenes. Porque la simplicidad para algunos es un punto de partida y para otros un punto de llegada, pero en cualquier caso es necesaria para entender el sentido de la vida. Este me parece el núcleo de la búsqueda de vida de Pasolini, y esto es lo que «Amado mío» quiere contar.

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