Secuestrado en Nápoles, en calle San Sebastián, un inmueble en el que se estaban realizando trabajos de construcción sin la autorización de la superintendencia arqueológica y del genio civil.
El local ya era conocido por los cascos blancos como sede de un establecimiento para la administración de alimentos y bebidas ya sancionado por violaciones de la normativa sanitaria y de la venta de alcohol, por la difusión de música sin autorización y cuyo propietario había sido remitido varias veces a la autoridad judicial.