Mario Parlato, propietario del restaurante «La terraza de las Sirenas» del panorámico Círculo de Forasteros, en Sorrento, no tuvo dudas: cansado de la agotadora búsqueda de camareros, al final ha “contratado” a dos robots para servir a sus clientes.
«Cuando los jóvenes vienen a la entrevista - cuenta - muchos están más interesados en los fines de semana libres que en el servicio, cuando en realidad el nuestro es un trabajo que se realiza mayormente cuando los demás están de vacaciones y en días festivos». Y visto que los robots no tienen pretensiones, «he resuelto tomando esta decisión».
La noticia de los camareros-robot ha dado la vuelta a la Costa. Pero no todos comparten la idea.
«Sorrento - observan los críticos - tiene el culto de la acogida, incluso un café servido en los bares tiene un encanto particular. Desde el Grand Tour (el viaje realizado en varios países europeos, entre el siglo XVIII y XIX, por los jóvenes aristócratas que completaban así su formación cultural - ndr) los sorrentinos saben cómo tratar a los extranjeros». Pero Parlato precisa que los robots nunca reemplazarán a los camareros de carne y hueso. Se trata solo de una ayuda, precisa: pueden acompañar a los clientes a la mesa, llevar los platos y las bebidas, «pero la amabilidad y la simpatía de quienes realizan este trabajo con pasión son insustituibles»