En la noche más fría del mundo pueden ocurrir fenómenos extraños, y eso es lo que sucede en «La mecánica del corazón» de Mathias Malzieu, en escena sábado 17 y domingo 18 de febrero, a las 21:00 horas, en el teatro Pozzo e il Pendolo, con Marianita Carfora, Sonia De Rosa, Fabio Rossi, Alfredo Mundo, Adriana d’Agostino, escenografía de Elio Rivera, adaptación y dirección de Annamaria Russo.
Es el 1874 y en una antigua casa en lo alto de la colina más alta de Edimburgo nace el pequeño Jack con el corazón completamente congelado. La extraña partera Madeleine, considerada por muchos una bruja, salvará al recién nacido aplicando a su corazón defectuoso un reloj de cuco. La prótesis es tan ingeniosa como frágil y los sentimientos extremos podrían resultar fatales. El amor, sobre todo.
Pero no se puede vivir al abrigo de las emociones y, el día del décimo cumpleaños de Jack, la voz encantadora de una pequeña cantante andaluza hace vibrar su corazón como nunca antes. El valiente héroe, ahora enamorado, está dispuesto a hacer cualquier cosa por ella.
No le asusta la huida ni la violencia, ni siquiera un viaje a través de media Europa hasta Granada, en busca de la encantadora criatura, en compañía del ingenioso ilusionista Georges Méliès.
Y finalmente, dos figuras delicadas, fuera de lo común, se encuentran de nuevo y se aman. El amor es un dulce descubrimiento, pero también tormento y dolor, y Jack lo experimentará muy pronto.
«Las páginas de Mathias Malzieu - subraya Annamaria Russo - son tan vívidas y coloridas que parecen indicar el camino hacia la puesta en escena. No es fácil transformar las palabras en imágenes teatrales, pero con La mecánica del corazón, el trabajo se ha hecho más ligero gracias a la imaginación visionaria que rezuma de cada línea de la novela. Los personajes ya están esbozados en tres dimensiones, las palabras parecen escritas para ser dichas».
Impregnado de atmósferas, ritmado por aventuras de sabor caballeresco, «La mecánica del corazón» es, al mismo tiempo, una fascinante fábula y una novela de formación, en la que el autor, con una escritura ligera y evocadora, salpicada de ironía, traza una inolvidable metáfora sobre el sentimiento amoroso, ineludible en su misteriosa complejidad.
La parábola más grande y compleja, de hecho, concierne a la relación entre un ser humano y su identidad, las expectativas heredadas de los padres y la sociedad consensual, y el difícil camino del descubrimiento de lo más auténtico que late bajo la mecánica de nuestro corazón.