Ha sido la Via Crucis en el Duomo la que ha inaugurado las celebraciones dedicadas al beato Livatino, el juez asesinado por la mafia en 1990: los eventos continuarán hasta el lunes 4 de marzo con más encuentros que involucrarán, además de a magistrados y abogados, también a las víctimas de delitos, los presos y las escuelas del territorio.
La Via Crucis que se ha celebrado en la catedral de Nápoles fue liderada por el cardenal Angelo Comastri, arcipreste emérito de la Basílica Vaticana: fue un momento de intensa oración y de profunda reflexión al que asistieron el presidente de los abogados Immacolata Troianiello, los magistrados Emilia Sorrentino, Valeria Rosetti, Cristina Correale, Raffaele Marino, Erminia Catapano, la madre de Mario Paciolla el cooperante napolitano asesinado en Colombia, Marta Della Corte hija del vigilante nocturno asesinado en Piscinola, Claudio Salvia, hijo del subdirector de la prisión de Poggioreale asesinado por la camorra.
Todos ellos lideraron con una oración las 14 estaciones que evocan las últimas horas de Jesús. Los cuatro días continuarán siguiendo el sentido de la “Peregrinatio Rosarii Livatini”, es decir, el camino de la camisa empapada en sangre que llevaba el juez en el momento del asesinato, guardada en una urna y expuesta sobre el altar del Duomo con ocasión de la Via Crucis.
La Peregrinatio también hará parada en la prisión de Poggioreale, en la prisión juvenil de Nisida y en la Casa de Cristal en Forcella.