Pompeya: El Renacer de las Víctimas de la Erupción

Necropoli di Porta Nocera
Necropoli di Porta Nocera
jueves 28 marzo 2024, 14:43 - Última actualización : 29 marzo, 12:01
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Desde la entrada de Piazza Anfiteatro, recorriendo el tramo de paseo en el verde flanqueado por las antiguas tumbas de la necrópolis de Porta Nocera, se llega a un lugar único que, como otros similares en Pompeya, está lleno de sacralidad y compasión. Se trata del área expositiva de algunos moldes de víctimas de la erupción, encontrados cerca de la antigua Puerta de Nocera.

Desde hoy, el grupo de moldes, al final de las operaciones de mantenimiento y restauración, son nuevamente accesibles gracias a las intervenciones de adecuación y valorización del recorrido de visita que permite acercarse hasta el área expositiva. Desde aquí es posible contemplar los detalles de lo que, solo aparentemente son formas de yeso, pero que a una mirada atenta corresponden a cómo el escritor Luigi Settembrini en el siglo XIX más propiamente los describió: «Han muerto hace dieciocho siglos, pero son criaturas humanas que se ven en su agonía. Allí no hay arte, no hay imitación, sino son sus huesos, las reliquias de su carne y de sus ropas mezcladas con el yeso: es el dolor de la muerte que recobra cuerpo y figura...»

El área de Porta Nocera, con su necrópolis, se desarrolla fuera del circuito murario, al suroeste de la antigua ciudad de Pompeya. La puerta urbana se abría en dirección de la antigua ciudad de Nuceria (donde hoy se encuentran los actuales municipios de Nocera Inferiore y Nocera Superiore). Toda el área fue descubierta durante las excavaciones llevadas a cabo en mayo de 1952, por el entonces director de excavaciones Amedeo Maiuri en el marco de un programa mucho más amplio que tenía el objetivo de liberar la entera muralla de gran parte de la tierra de relleno que aún la cubría.

En el otoño de 1956, durante la organización de los frentes de excavación, en el área entre la vía de las tumbas y las murallas de la ciudad, fueron encontrados, en el sector noroccidental, un grupo de cuatro víctimas y los restos de una estructura para muliones (muleros). Como ya era práctica ordinaria en la época, de tales víctimas se realizaron los moldes, según la técnica desarrollada por el arqueólogo Giuseppe Fiorelli en el siglo XIX. El método, todavía utilizado, consiste en verter yeso líquido en las cavidades encontradas en el banco de ceniza endurecida, donde los arqueólogos identifican vacíos causados por la descomposición de las partes blandas orgánicas. Una vez secado el yeso, se devuelven como un molde el volumen, la forma y la posición del objeto o cuerpo allí sepultado.

De los 4 moldes de las víctimas, solo uno yace en la posición original de hallazgo. Se trata de un hombre adulto, de aproximadamente 1,80 m en posición prona con las piernas separadas, cubierto en la parte trasera por una túnica. El molde fue dejado en su posición original directamente sobre el lapilli. Otras dos víctimas fueron encontradas no muy lejos, entre porta Nocera y la torre II de la fortificación: un adolescente tendido sobre su lado izquierdo, las piernas dobladas hacia adelante con trazas de túnica en la espalda y en el abdomen y las suelas de los sandalias; y un adulto tumbado sobre su lado derecho con brazos y piernas dobladas, trazas de la túnica y de la suela del sandalia izquierdo.

El último molde de este grupo era un chico de edad comprendida entre los 7 y los 19 años, inicialmente interpretado por Maiuri como un hombre anciano, recostado sobre su lado derecho, que conserva la huella de un tejido fino en el mentón, mientras que en los pies llevaba sandalias con cordones. Las trazas en el molde de un bastón, de un cuenco de madera y de una alforja, legible en un abultamiento en el lado izquierdo de la víctima, han hecho pensar que se trataba de un mendigo.

Las intervenciones de mantenimiento y cuidado del grupo de moldes de Porta Nocera han tenido como objetivo hacer el área expositiva accesible al público para una nueva valorización de uno de los montajes históricos realizados por Maiuri. Las actividades han concernido en particular la creación de un acceso seguro al sitio, un nuevo montaje del espacio expositivo con la inserción de nuevas barandillas de hierro y la ligereza de los paneles de protección existentes eliminando las rejas que constituían una limitación visual de las obras, de los paneles se ha dejado solamente el marco metálico adaptado al alojamiento de nuevos elementos vidriados, ultra-claros y de seguridad, para una mejor percepción del conjunto y de los detalles de los cuerpos, hasta el mantenimiento de las cubiertas existentes.

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