Podría haber llegado a la Serie A hace ya cuatro temporadas, cuando sus excelentes actuaciones en Austria le pusieron en el punto de mira. Fue la Roma la que se interesó por Shon Weissman, el delantero israelí que parecía estar entre los perfiles europeos más de moda y en pleno despegue: al final, sin embargo, no fue Italia su destino sino España. Fue el Valladolid de Ronaldo quien lo fichó, superando a la competencia del Schalke, desde allí una larga carrera toda española entre los blanquiazules y el Granada, con el que supo dejar su huella en Segunda División pero un poco menos en Liga.
La Serie A, sin embargo, llega ahora: Walter Sabatini lo ha regalado a Filippo Inzaghi en este mercado de invierno, una ayuda más para el ataque del granada que buscaban un refuerzo en Europa. El israelí llega para perseguir la salvación, pero también trae consigo una importante carga de críticas, con las que ha tenido que compartir obligatoriamente los últimos meses pasados más en el banquillo que en el campo.
¿La razón? Más política que deportiva: más allá de las actuaciones vistas en el campo, de hecho, Weissman se encontró en el ojo del huracán el pasado octubre, en medio del conflicto que enfrenta a Israel y Palestina: el caso se remonta a algunos tweets, likes y retweets del jugador, que llegaron pocas horas después del ataque de Hamas. "Destruir. Apretar. Aplastar. A la venganza de Dios", "¿Cuál es la razón lógica por la que no se han lanzado ya 200 toneladas de bombas sobre Gaza?". Y aún más: "¿Por qué Ezael no les dispara en la cabeza?!?", con una imagen en la que se ve a un soldado israelí apuntando su rifle a dos supuestos terroristas palestinos desnudos. Esto es lo que escribió y compartió Weissman, además de los likes que puso a tweets inquietantes como "Todo Gaza apoya el terrorismo. Todo Gaza está muerto". Todo fue prontamente borrado, con el jugador echando la culpa a su gestor de redes sociales. Pero sin mucho éxito.
En las semanas siguientes, el jugador fue denunciado a las autoridades por la comunidad palestina residente en Granada por incitar y provocar violencia. Y acabó en el banquillo, incluso no convocado para el partido fuera de casa contra el Osasuna debido a la presencia en Pamplona de Indar Gorri, grupo ultra de nacionalistas vascos de izquierdas. Weissman también se hizo notar en la selección: después de un gol llegó el insulto hebreo en Israel-Suiza, jugado en Hungría y válido para las clasificaciones europeas. Una historia cerrada ayer con el traspaso a Salerno. Para olvidar y poder volver a marcar goles.