Se ha rezado y esperado en el barrio de Pianura en Nápoles. No solo en el complejo residencial donde se encuentra la vivienda de Vincenzo Garzillo, el último de los desaparecidos de la tragedia de la central hidroeléctrica de Bargi, donde familiares y amigos se han unido alrededor de la esposa Patrizia Buonomo y de la hija del hombre, Fara, mientras el hermano de la joven, Mario, había ido a Suviana, en Emilia para seguir de cerca las fases de búsqueda.
Esta mañana llegó la noticia que nadie quería recibir, la confirmación del hallazgo del cuerpo de Garzillo ha conmovido también a todos los comerciantes y otros residentes de la zona que conocían al desaparecido. Dolor y conmoción son los sentimientos dominantes.
El hombre, de 68 años, ex empleado de Enel, jubilado desde hace un año y medio después de 46 años, había partido el pasado martes por la mañana desde Nápoles hacia Bolonia, desde donde había alquilado un coche para llegar a la central.
Era especialmente solicitado por su experiencia y era llamado para realizar sus consultorías en materia de grandes instalaciones hidroeléctricas. Garzillo, cuando trabajaba para Enel en la Central de Presenzano, se ocupaba en particular de la reactivación de las máquinas de las centrales hidroeléctricas. Tarea que desde hace un año realizaba para Lab Engineering, empresa de Ortona, que se ocupa de gasoductos, instalaciones de perforación y producción de petróleo y gas, y de tecnologías innovadoras. En su calidad de experto fue enviado a Suviana para supervisar las operaciones de reactivación de las máquinas.