El guion se repite pero esta vez el final es diferente: la voz de un hombre le cuenta a un hombre de 73 años que su hijo ha sido arrestado. Para liberarlo es necesario dinero, en efectivo y de inmediato. Un encargado pasaría a recoger la suma, directamente en su domicilio.
El hombre de 73 años conoce bien los trucos de los estafadores, su vecino es un carabinero y también su sobrino. Llama a su puerta y le cuenta todo. El militar está libre del servicio pero sabe qué hacer: marca el 112 y alerta a los carabineros de Marigliano.
La cita con el "benefactor" ya está fijada y no hay que hacer más que esperar. A la puerta del hombre de 73 años se presenta un joven, poco más de veinte años, el anciano abre, juega el juego, finge volver a escuchar preocupado la historia del hijo en esposas: se toma su tiempo. El militar está en silencio y mientras tanto los colegas de la estación de Marigliano ya están en posición. Salvatore Papa se da cuenta de que está en problemas solo cuando es demasiado tarde.
Para el joven de 24 años del barrio San Ferdinando de Nápoles las esposas se cierran incluso antes de poner las manos en las notas. Tendrá que responder por estafa agravada y ahora está en celda de seguridad, esperando juicio.