Tres menores están acusados de haber abandonado en las vías de la Circumvesuviana de Pompeya, en la provincia de Nápoles, primero una bañera y luego un new jersey, poniendo en riesgo la seguridad de los pasajeros de los trenes. Los agentes de la policía estatal los identificaron después de que los tres volvieran a las vías: estaban dañando los sensores de una línea aérea de la ferrovía creyendo que eran cámaras. Fueron detenidos tras intentar huir sin éxito.

Después de la primera travesura, decidieron repetir su acto gracias al clamor mediático que había tenido el incidente. Un efecto que les habría provocado «una descarga de adrenalina» y, por lo tanto, los indujo a repetir nuevamente los actos vandálicos.

Los tres tienen 16, 15 y 13 años. Atentado contra la seguridad del transporte y daños son las acusaciones en su contra.